Lawrence Boswell, el director, se ha referido siempre a la obra como un texto “Que abre puertas”. La primera vez que la montó, le valió el interés de la Royal Shakespeare Company, que le invitó a formar parte de su equipo, primero como ayudante de dirección y luego como director de pleno derecho. El montaje con la RSC que visitó el Festival de Otoño de Madrid le abrió la posibilidad de cumplir un sueño, hacerla en español con actores españoles, posibilidad que se concreta en este proyecto.
La riqueza de la obra de Lope, su juego escénico y el ritmo de esta función, hacen pensar al director que, si Shakespeare era el pintor del ser humano, Lope era su coreógrafo. Las obras del Siglo de Oro español son clásicas porque son buenas, y hay que devolverlas al espectador de hoy con la misma riqueza con que fueron concebidas, más como retratos de unos hombres que podríamos ser nosotros que como el dibujo de una sociedad. Poner frente al espectador el intrincado juego de ambiciones, amores y celos que componen la obra en su contexto original, mostrando cuán parecidos somos, es el objetivo del montaje