¿Qué ocurriría si el Principito no fuera interpretado por un tierno muchacho sino por un actor veterano, José Luis Gómez, que se prepara para su último viaje y que escucha las lecciones, no de un viejo sabio, sino de una criatura joven, la luminosa actriz Inma Nieto?
Con un sorprendente juego de clowns, Roberto Ciulli ―director italiano afincado en Alemania, donde dirige el emblemático Theater an der Ruhr― transforma la dulzura del cuento original de Saint-Exupéry en una clarividencia amarga.
Este espectáculo despojado de todo lo accesorio, que retorna a la esencia del teatro, no está pensado para niños pero a lo mejor podrían acompañar a los grandes y explicárselo.