Ella es divertida y audaz. Una mujer que podría ser cualquiera. Con una marido, con una hija pequeña que se pasa todo el día construyendo cosas y un hijo menor que las destruye. Se ha enfrentado a los techos de cristal, a un trabajo al que no estaba destinada, a la conciliación, a sentirse mala madre, y las pequeñas derrotas y victorias de la vida de cualquier mujer.
Pero las cosas no son como parecen. Y eso va a cambiarlo todo. Para siempre.
“No recuerdo cuándo empezó a torcerse todo. Sólo recuerdo que para cuando me di cuenta, estaba metida hasta el cuello”