El galardón reconoce las coreografías “vanguardistas, singulares y de una potencia innata” de la artista española. El de León de Oro ha sido para el japonés Saburo Teshigawara.
La Bienal de Danza de Venecia reconoció ayer a la bailaora Rocío Molina con el León de Plata, a propuesta de Wayne McGregor, director de la sección de Danza; los galardones y se entregarán durante el 16 Festival Internacional de Danza Contemporánea Boundary-less, que se se celebrará en Venecia del 22 al 31 de julio de 2022.
De la española, McGregor ha destacado: “Ha acuñado un lenguaje artístico personal basado en la recalibración del flamenco tradicional que respeta su esencia y acoge lo auténticamente nuevo […] y que conjuga en sus obras virtuosismo técnico, investigación contemporánea y riesgo intelectual”.
También ha destacado que sus coreografías son “eventos escénicos que no temen el encuentro con otras disciplinas y otros artistas, a partir de ideas y formas culturales que van del cine a la literatura, de la filosofía a la pintura”.
El León de Plata es un galardón dedicado a las promesas de la danza o a las instituciones que se han distinguido en la formación de nuevos talentos. Ha sido otorgado con anterioridad a los Estudios de Investigación y Capacitación en Artes Escénicas de Anne Teresa De Keersmaker (2010), Michele Di Stefano (2014 ), Dana Michel (2017), Marlene Monteiro Freitas (2018), Steven Michel y Théo Mercier (2019), Claudia Castellucci (2020) y Oona Doherty (2021).
Rocío Molina (Málaga, 1984) empezó a bailar a los tres años, comenzando a perfilar las primeras coreografías a los siete. A los 17 se graduó con matrícula de honor en el Real Conservatorio Superior de Danza de Madrid y se incorporó al elenco de compañías profesionales con giras internacionales.