Presentación
Joaquín, un señorito que finge ser mecánico y Ricardo un aviador, pretenden a Ascensión, joven madrileña de educación esmerada y orgullosa de su origen obrero, quien es dueña de la floristería “La del manojo de rosas”. Ambos compiten por su amor, pero ella declara que solo se casará con un hombre de su clase.
Aparece otro conflicto amoroso entre Clarita, coqueta y “superculta” manicura, Capó, mecánico del taller, y Espasa, el camarero del bar apodado así por su afición a romper los moldes del vocabulario. Clarita, para poner a prueba el cariño de Capó, se deja querer por Espasa, utilizando éste toda su verborrea para aburrir a Capó con sus camelos y hacerse dueño de la situación.
Ascensión, al llevar un día el acostumbrado ramo de rosas a casa de Doña Mariana, madre de Joaquín, descubre el engaño de éste, y al conocer que es de familia acomodada, delante de todos, le afea su conducta y acepta a Ricardo.
Las tornas se cambian: ahora es Ascensión quien goza de una buena posición gracias a un pleito de negocios que ganó su padre. Lo contrario le pasa a Joaquín, ya que Don Pedro Botero, su padre, se ha arruinado y ahora Joaquín se ve obligado a trabajar como mecánico para poder mantener a su familia y terminar sus estudios de ingeniero.
Capó decide jugar al mismo juego de palabrería camelística con Espasa y, con ayuda de un diccionario gitano, le deja para el arrastre lo que hace que Clarita se rinda admirada.
Ascensión se burla de lo que cree un nuevo intento de Joaquín por conquistarla, pero descubre la verdad. Todo es ya propicio al amor claro y noble entre ambos. Clarita, Capó y el Espasa brindan por la felicidad de “La del Manojo de Rosas”.
