Argumento
Quema la memoria es mancha, música y palabra en un diálogo que nos recuerda que nada permanece. Un cubo de agua turbia y jirones de papel manchado de pintura fresca son el bodegón que queda cuando acaba el espectáculo.
Quema la memoria alumbra con la palabra una oscuridad que conocemos y no esquivamos porque queremos abrazar la luz. Las imágenes mutan como muta la voz, y el espectador permanece porque las canciones de Ramón Rodríguez y todo lo que generan es todavía más poderoso cuando lo miras de cerca.