Bello, virgen, majestuoso, sagrado… Así definimos el paisaje, moldeándolo a nuestra imagen y apropiándonos de su esencia. Lo convertimos en símbolo, en bandera de nuestras luchas y deseos. Sangre y Klorofila se inspira en el trabajo del artista Vicente Ameztoy para habitar esa frontera donde termina el paisaje y comienzan nuestras ideas . Esta pieza explora la tensión entre naturaleza e identidad, cuestionando cómo nos apropiamos de lo natural para definirnos, protegernos…