Agosto de 1964, Socuéllamos. En la víspera de su Primera Comunión, las cuatrillizas más famosas de España dan vueltas en sus camas. No pueden dormir pensando en el ansiado – y temido – momento de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La inocencia de sus conversaciones deja al descubierto los estereotipos de la España de los sesenta a las puertas del que debe ser “el día más feliz de sus vidas”.
Veinte años más tarde, las cuatrillizas vuelven a encontrarse. Misma habitación, idéntico desvelo, aunque ahora “ese otro día más feliz de sus vidas” es su boda.