Nochevieja. Murielle está en su casa, sola. Los ruidos de la calle y los gritos de sus vecinos celebrando le impiden conciliar el sueño. En esa vigilia, los recuerdos se enfrentan a un presente desolador y a un futuro aún menos prometedor. Lo
perdido, lo arrebatado, el fracaso y la soledad la han dejado fuera de juego,
deambulando en un limbo donde todavía se debate entre la supervivencia y la
muerte. Su verdadera tragedia—que también es comedia—ha hecho trizas su
autoestima como mujer, como esposa, como madre y como hija.