Yo, te amo

Como una crisálida de mariposa que con el cambio
de estaciones al fin se abre lista para emprender el
vuelo, nuestra diva aparece en lo alto de la pared.
Aun estando sola, allá en lo alto, a merced del viento,
sin más que una cuerda y una capa de colores, desea
que su vuelo llegue al alma de quienes observan.
Esta vez, sin embargo, no desea tan solo volar. Desea
gozar de ese inefable instante de suspensión que, como bien sabe después de tanto tiempo, es tan solo el punto de partida para un
nuevo e inevitable descenso a ras de suelo.
Quiere ser una misma; quiere ser todo aquello que
tiene miedo de ser; todo aquello que esconde tras sus
grandilocuentes e impresionantes alas. Su vida pende de
un hilo, pero solo quiere bailar. Y entonces baila, para hacer volar al público