Dos cuerpos escénicos y dos caminos que se cruzan sin red ni normas, solo con la verdad del arte. Niño Ruven y Víctor Mayol rompen el molde con un encuentro crudo y hermoso entre el fagot y el baile flamenco. Sin artificios ni concesiones, el flamenco aquí no es frontera, es puente. Un lenguaje libre, contemporáneo y vivo que nace de la escucha, el riesgo y el juego. No es un espectáculo más, sino una conversación sin palabras entre dos mundos que se reinventan. Música y movimiento se fusionan para crear una experiencia visceral, transformadora e irrepetible.