Rousseau imaginó al hombre –entendido como humanidad– como un ser bueno, puro por naturaleza, que es corrompido por la sociedad en la que vive. El “Buen salvaje” encarna la idea de un ser humano que es modelado por el poder, la política, la propiedad privada y la violencia, hasta hacerle perder su libertad. En este montaje escénico Álvaro Paños encarna a Narciso: la Humanidad y Carmen Manzanera a Eco: la Sociedad. Narciso nace inmaculado, se cría rodeado de amor, pero pronto será seducido por la Ninfa Eco, quien lo llevará a la degeneración más profunda y al límite de su existencia. Realizamos, a su vez, un paralelismo y relectura del mito clásico de Narciso de forma inversa: Eco se venga de Narciso por haber sido rechazada.