Las etapas propuestas por Nietzsche son: Camello, donde el ser humano absorbe sin filtro y endiosa a su entorno sin juicio propio; León, etapa de independencia, ego y búsqueda desesperada de identidad, que genera falsas creencias; y Niño, donde, al reconocer su ignorancia, el individuo se abre a la creación desde una nueva inocencia y dice sí a la vida. La obra analiza estas etapas, su evolución y polaridades humanas: lo espiritual y lo ególatra. Invita al espectador a tomar consciencia de su etapa y dar el salto al Niño cuanto antes, para vivir con amor y plenitud sin esperar a la vejez.