A través de la mezcla entre lo contemporáneo y la técnica urbana esta obra se construye como un grito que se resiste a olvidar, explora la memoria familiar desde lo corporal, lo cotidiano y lo político.
Se presenta como reflejo de los fragmentos que constituyen nuestra identidad histórica para proyectar una imagen compartida: una experiencia de hambre - literal, simbólico y sensible. Una mirada poética sobre la identidad colectiva.
Altitud 1.200 - hambre permite completar la imagen de una familia inconclusa y desecha - que podría ser la propia - porque nos abandona a la proyección de un hambre común que nos atraviesa a todos en los mismos términos.