Inmersas en un contexto social cansado y frenético,
obsesionado por la productividad y por la presión de que cuerpo
y mente estén a la altura de lo que se espera de nosotras,
divagamos en las diversas maneras de concebir el tiempo y su
relación con el cuerpo. Un reencuentro de cuerpos agotados y
auto-exigidos por el individualismo, pero sostenidos por el
colectivo.