Hay cosas del acto de bailar que ni siquiera el que baila sabe qué son. Aparecen y vuelven a perderse en el movimiento. A veces las llamamos sensaciones o intenciones, imágenes, recuerdos, significación. Afloran, brotan, toman forma, están a punto de ser. A menudo emergen casi invisibles. Nada cambia aparentemente y, sin embargo, todo se transforma de manera radical. Parecen venir de dentro, operan por debajo. Te rozan un instante, se van.