Maldito bolero es un ritual de paso, una mutación, una ceremonia inevitable.
Trata sobre el deseo, la feminidad y los rituales.
Los boleros tienen su universo propio de desamor y de ruindad, y es ahí, en esa zona cero, donde (sobre)vive esta pieza.
Su lenguaje es precisamente una confluencia de códigos y lenguajes, en él conviven la danza contemporánea, el monólogo textual, la performance y el concierto; es una obra del cuerpo y de la garganta también.
Articulada en tres actos y un epílogo, Maldito Bolero pendula entre lo cómico y lo sórdido, lo bello y lo grotesco.
Diversas mujeres son encarnadas por la protagonista, quien juega, danza y escupe sobre los preceptos del género.
He aquí un desbarre, un despliegue de drama, una celebración.