Mamarratxa Attack es un trabajo escénico con una sola performer y un montón de pelo en escena. Nace del deseo de profundizar en la idea del afecto a través de una emoción muy concreta que vive dentro del amor, profundizar como una lombriz que, a ciegas pero sensible a la luz, excava su agujero. La Mamarratxa se da el permiso para rendirse desde el exceso, lo monstruoso, lo risible. Este trabajo se completa con el equipo, en un ejercicio de insistencia y deformación de los materiales que lo conforman: sus prácticas físicas, la voz sin palabra, pelucas y pelo sintético, lana de oveja de silvopastura de Sant Boi de Llobregat y algunas de las coplas que cantó Rocío Jurado.