SATURNOS Y MEDEAS.
Sumerge al espectador en el abismo de la violencia vicaria, donde
belleza y horror conviven en un asfixiante universo. En un viaje que va desde el realismo feroz al cabaret grotesco, la obra disecciona el abuso de poder y la manipulación emocional como armas de dominio. Es un duelo sin tiempo, un diálogo entre cuerpo, sonido y ausencia. La música golpea lo inevitable y el tiempo se quiebra mientras los cuerpos se retuercen entre la verdad y la mentira. No hay escapatoria: el espectador es testigo y cómplice. Ella baila, él impone: Ella arrulla, él arrebata. Medea sostiene, Saturno destruye. Flamenco y cabaret coexisten sin mezclarse, marcando la distancia entre lo trágico y lo grotesco. En el medio, el sacrificio de la infancia. No hay adornos, no hay redención.