La pieza muestra a dos personas y un objeto diario, junto a su entramado de interrelaciones.
Gestos que son encuentro y desencuentro, convivencia que se construye en el umbral de lo posible. Un espacio vacío que puede ser sala, ciudad o país.
Tres intérpretes en un contexto aleatorio comparten sala: un robot-aspiradoras y dos singularidades, entes metafísicos que se comunican, comparten ritmo, trayectoria, destino. Entre algoritmos invisibles y vínculos creados, dos seres habitan una coreografía de lo intangible.
Lo que parece cotidiano, se vuelve absurdo. La escena es un archivo abierto: cuerpos que se buscan sin encontrarse, en un juego de asociaciones que se construyen y se deshacen. La luz ilumina los cuerpos como agua que los inunda, La Luz es