No es fácil visualizar lo duradero, lo estable,
en una realidad provisional, inestable.
Sin embargo, para salir de la dinámica meramente inercial, es necesaria la pausa.
Para poder mirarnos.
Para llenarnos de coraje para acercarnos.
Para comprometernos a crear algo estable en la inestabilidad.
Para inventar maneras de estar ahí,
incluso cuando no se puede estar.