Lo que no crece en el suelo es una pieza de danza contemporánea que surge de la necesidad de poner cuidado y atención a las actividades que nos son esenciales y a las relaciones con las que convivimos en nuestros entornos laborales, para poder sentirnos realizadas y no utilizadas.
Al igual que con la explotación perpetrada a la tierra, nuestra mano de obra ha sido utilizada en la industria alienándonos de nuestra propia actividad y rompiendo con el conocimiento generado durante generaciones de agricultores.
A partir de una labor de criba de patata rígida y mecanizada en la que todo movimiento está encajado en un sistema productivista, las intérpretes irán encontrando los huecos por los que deslizarse hacia una danza frenética de la que no se puede salir hasta encontrar un lugar común.