“Leí en un cuento que hay una tejedora que habita en el alma de cada mujer, para enseñarnos que el tiempo de que disponemos
es como un ovillo y que nuestros dones son las agujas con las que vamos dando forma a nuestra vida”.
Es así como encuentro el paralelismo entre ese proceso de la lana y el proceso de la vida o paso del tiempo.
El cuerpo, desde la quietud puede ir tejiendo movimientos que nos ayudan a expresarnos, a contar una historia, al igual que vamos tejiendo la vida, año tras año.
“Desde el origen del mundo las abuelas
tejen” Esta frase me llevó a hacerle un homenaje muy
especial a todas esas abuelas que tejen y
tejerán siempre… y como no, a mi madre que en sus últimos años de vida encontró en las agujas un único momento de atención dentro de su maraña de ideas.