Esta obra de danza contemporánea nace de la unión de varias ideas sobre la luz, las sombras y el aire, con la máxima: 'Bajo el árbol, el dolor es viento' e influencias de artistas interesados por el diseño y el espacio como pueden ser Bruno Munari y Kengo Kuma desde sus respectivos puntos de vista y con la poética como lazo de unión.
'Para dibujar un árbol se necesita un atento espíritu de observación. Los elementos son siempre los mismos: tronco, ramas y hojas. Sin embargo, cada árbol es único y tiene su propia historia que contar'.
En el paralelismo árbol-persona, la vida y las condiciones que nos rodean nos transforman, y las flores y frutos que surgen de cada uno, esparcen semillas. Algunas
caerán justo debajo, otras serán transportadas a lugares lejanos por el viento.