Pupa, pupita, pupila. Un masaje de la visión

La pieza consiste en un masaje de 60 minutos de duración para una persona, con la recepción y despedida son casi 75 minutos. El masaje está articulado como una pieza teatral sobre la interface de los párpados. Es una cosa muy especial que está teniendo muy buena acogida por receptoras de diverso tipo. Se recibe como un regalo y en seguida corre la voz de que amigas primas, vecinas, no os lo perdáis. Acabamos de hacerlo en un barrio de Donostia, y ha sidio bonito recibir jóvenes que no se acercarían al teatro sino fueran obligadas, pero como parece un masaje y se lo recomienda su amiga...

Pides cita, llegas al centro, te recibe una persona, te invita a tumbarte en una camilla al lado de una mesa con pequeños objetos y alguna pastilla. Que si hace calor, que si una manta, te pide que dejes caer los ojos, que los abandones en el fondo del cráneo y que le ofrezcas los párpados. Claro, es un acto de generosidad y disposición a la aventura. A partir de ahí, se apagan las luces y comienza un masaje singular que te recuerda que en sueños continuas viendo. El masaje durará una hora, el teatro también, el sueño, sin embargo, será más breve. Para entonces habremos llegado a puerto.