Una vertiginosa sucesión de acciones, símbolos y pulsiones dramáticas comunicantes presentan
el estado actual de una sociedad signada por el absurdo, la locura, el pensamiento errático y la
indiferencia.
El lenguaje conformado por textos, imágenes y sonidos potencia el ritmo dramático de los
actores presentando un inconciente colectivo guardián de la permanente repetición de
comportamientos trágicos.