En esta edición se adentra en una experiencia multidisciplinar de creación propia a la que se ha invitado a creadores, artistas y músicos para trabajar en distintos formatos y lenguajes. Partiendo de textos e ideas propios y, tomando la performance como referencia inicial,todos los invitados a la experiencia han trabajado este concepto para deformarlo. La fusión entre el lenguaje performatico y el teatral hace a los actores trabajar en una libertad colapsada.
Se invitó al director y actor sevillano, residente en Santiago, Carlos Alvarez-Ossorio a trabajar sobre una idea y texto inicial de Lola Correa, El tiempo exacto, que en el proceso creativo se convirtió en “Naturaleza muerta” gracias al trabajo meticuloso de Ossorio en cuanto a la puesta en escena y sobre el texto. “Naturaleza Muerta” parte del factor tiempo y la obligación vital de consumirlo y se acerca a la idea ancestral de la creación en pleno siglo veintiuno.
Para “La eternidad” se contó con dos alumnas de los cursos monográficos que NoescaféTeatro organiza esporádicamente en Vigo.
Araceli González y Magdalena García tenían algo que interesaba para la experiencia ALT: “La eternidad” nació de un skech de NoescafeTeatro sobre dos mitos del cine que se encuentran en el cielo y reniegan tanto de su vida anterior como de la supuesta eternidad a la que han sido relegadas. A través del trabajo en clave de humor se llegó a un punto de tragicomedia al que se añadieron textos de Arthur Rimbaud. Se buscó el enclave donde ellas podían desarrollar semejante amalgama de sensaciones: un andamio y en esta puesta en escena se recreó lo que el espectador debe ver y escuchar condensado en una sola imagen.
La tercera parte del ALT-EXPERIMENTA es un trabajo de más duración que los anteriores: “Discurso del método exclusivo”. En esta ocasión se trabajó con dos actores gallegos: Fernando Pedrido con una larga trayectoria tanto en nuestro país como fuera y Marta Pérez una joven promesa pero con gran experiencia en teatro alternativo. También se quiso contar con música en directo y se propuso a Juan Hernández, músico y productor musical madrileño afincado en Galicia, para crear la partitura. Con estos elementos y el texto e idea de Lola Correa se creó toda la filosofía de la obra que quiere contar la individualidad en el mundo globalizado.
Todo surge del espacio vacío y los elementos escenográficos se van probando y añadiendo a medida que los artistas lo requieren en contacto continuo con su organicidad y el texto que manejan.