Dos virtuosos del lenguaje despojado de todo adorno circunstancial: Beckett y Brook. Parisinos anglosajones. Dotados ambos de la extraordinaria facilidad de aunar en sus obras la bufonada y los misterios de la existencia. Convencidos los dos de la necesidad alentadora del eterno recomienzo.
Con ocasión del centenario del nacimiento de Beckett, Brook ha compuesto un espectáculo a partir de cinco de sus textos, cuyos títulos hablan por sí solos: los “dramatículos” Ir y venir, Esbozo para teatro I, La mecedora, Acto sin palabras II y el poema Ni uno ni otro.
De la mano de tres cómicos, enredados en vanas acciones cotidianas, se nos presenta un mundo estancado. Su juego con esta frustrante condición respira un aire mortífero y liberador. Una pantomima de la actividad humana que raya en la alucinación.
El espacio escénico de referencia en Villena obtiene la Llàntia (lámpara) de Honor coincidiendo con su centenario.
Contempla 146 medidas con las que llevar a la cultura al medio rural, al sistema educativo o a las cárceles y acabar con la desigualdad de renta, género o localización al acceder a la cultura.
La gala de entrega se celebró ayer en el Teatro Gayarre de Pamplona, espacio asociado a La Red.