El deseo se manifiesta y se satisface de múltiples formas, le cuesta atender a razones y rara vez se deja guiar. El cuerpo, por tanto, se ve arrastrado sin remedio por lo que el deseo y la razón deciden, sin capacidad de ser escuchado. Si pudiera hacerse oír, ¿cuál sería su deseo? Y si su deseo no fuera bailar, ¿qué haríamos aquí?