El montaje pretende ser fiel a esa idea para, a partir de ahí,
potenciar las demás virtudes del texto. Y es que de la naturaleza
paradójica del teatro nace parte su “magia”. Magia por la cual el
espectador ve un palo y entiende un fusil. La complicidad establecida
con el espectador, a través de ese procedimiento polisémico, ha
supuesto uno de nuestros mayores retos. Así, en nuestra propuesta
espacial, el uso de una mesa pretende significar diferentes espacios,
distintos mundos, opiniones, acciones, intenciones y deseos, que no
siempre son visibles.
“Desde la última fila nadie te ve, pero tú los ves a todos.”
La obra nos habla también de la curiosidad que genera la
observación de los demás. Y sobre cómo los diferentes puntos de vista
condicionan dicha observación.