Esta pieza, que convierte el paseo hacia el espacio escénico en una trashumancia, quiere cuestionar el abandono a la vez que romantizamos el mundo rural. El reclamo de la Pastora a su rebaño, el público, para ser llevado hacia el dispositivo escénico, quiere romper desde el primer momento con los códigos de la escena. Una vez captada su atención, les dejaré pastando, mientras les canta, como hacían Salicio y Nemoroso, en las églogas de Garcilaso de la Vega. ?