El montaje, una coproducción entre el Teatro Español, el Calderón de Valladolid y el Festival Grec de Barcelona, es una adaptación teatral de la película de Visconti
El Teatro Calderón de Valladolid acoge el estreno nacional de la adaptación teatral de La caída de los dioses, una adaptación teatral realizada por el esloveno Tomaz Pandur que ha querido mantener la esencia de la película que en 1969 dirigió Luchino Visconti pero enriquecida por los tiempos actuales, según la opinión de su director.
Adaptada por Darko Lukic, La Caída de los Dioses es una producción del Teatro Español en coproducción con el Calderón de Valladolid y el Festival Grec de Barcelona. Tras su estreno, el espectáculo viajará al Teatro Gayarre de Pamplona (13 y 14 de mayo), en el Festival Grec de Barcelona (19 al 21 de julio) y en las Naves del Teatro Español de Madrid, donde hará temporada del 25 de agosto al 23 de octubre.
La caída de los dioses presenta un destacado elenco de intérpretes, encabezado por Belén Rueda, Pablo Rivero, Fernando Cayo, Manuel de Blas, Olivia Molina, Alberto Jiménez, Santi Marín, Francisco Boira, Emilio Gavira y Ramón Grau.
Pandur ha buscado mantener la esencia de Visconti, al que considera un genio visionario y un gran director. La trama de esta adaptación desarrolla en los primeros momentos del III Reich y cuenta la historia de una familia aristocrática alemana, los Eissenbeck, propietarios de una siderúrgica y que, divididos entre el apoyo y el desprecio al partido de Adolf Hitler, comienzan una lucha sangrienta por lograr el poder tras el asesinato de su patriarca, el barón von Essenbeck.
La historia sigue vigente, según los responsables de la producción, porque la ambición y falta de escrúpulos del hombre en su ansia de poder no sólo son propios de la Alemania nazi, sino que se pueden extrapolar a los tiempos que corren. Bajo la inspiración de Wagner, La caída de los dioses relata la descomposición de una familia de la aristocracia alemana que debe elegir entre el apoyo a la creciente influencia del Partido Nazi para sobrevivir o dejar que el desprecio a la intolerancia triunfen. El asesinato del patriarca, el barón Von Essenbeck, abrirá el turno del cainismo familiar, extensible a una sociedad colocada ante sus propios espejos.